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El spirit del vino

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Hirdael's avatar
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Sujeto: Pecas DeLeviatan
: Reino de la Oscuridad :
Localización:
En las oscuras grutas que llevan al Más Allá.
: Días antes del Fin del Mundo : (verano)

Unos días después de caer los pétalos blancos, violetas y fucsias,
y unos segundos antes de que los cortes en mis brazos comiencen a sangrar,
la resina blanca se vuelve tan oscura como el silencio,
es entonces cuando el dolor deja de existir...

...ese dolor proveniente del otro lado de la fisura.

El lugar en el que me hayo es tan secreto que la luz del candil apenas ilumina la mitad de la estancia. Alguien sostiene la única fuente de claridad con manos temblorosas, o eso deduzco por el bamboleo de las sombras.
Me pidieron que fuera discreto con este asunto, es por eso que no puedo dar muchos detalles de mi localización exacta. Tampoco de mi cometido y menos aún de los métodos que planeo utilizar para zanjarlo.
No estar solo en este lugar empieza a ponerme nervioso, quizá si pudiera observar el aspecto de mi acompañante eso me ayudaría a despejar las dudas. Pero siempre que giro mi rostro en busca de sus ojos el fulgor del candil me ciega, por lo que decido continuar con mi búsqueda en silencio.
Siento que mi acompañante, a mis espaldas, está moviendo algo, algo que no puedo desvelar sobre papel. Pero tras aquello sólo le escucho decir:
“Es cierto, el vino se ha convertido en agua”
No entiendo de qué está hablando, así que opto por ignorarle. ¿Vino...? ¿Agua...? Esos conceptos han sido olvidados ya por casi todas las mentes que pueblan el mundo – me pregunto incluso cómo los conozco yo todavía–, aunque cuando miro de nuevo el candil... descubro la verdad. Esa llama es la fuente de poder de mi acompañante. Esa llama que me observa con sus enormes ojos saltones y que me saluda es la que le ha contado acerca de esas bebidas extintas.
“¡Pecas!” dice la llama. Parece un crepitar pero yo, conocedor de todos los idiomas, sé traducirlo “¡Yo sé la verdad del antiguo mundo!” afirma con sorna. Quizá, esa diminuta llama sonriente se crea mejor que yo.

Me detengo de pronto, en mitad de aquel lugar, rodeado de cajas apiladas sobre largas y sinuosas estructuras que componen inverosímiles giros y ascienden hasta perderse en la oscuridad. Sé lo que contienen todos esos recipientes, el olor a podredumbre lo delata... Sólo rezo porque no sean cadáveres pertenecientes a alguno de los míos.
Cierro mis ojos lentamente, pensando que en realidad todos vamos a morir tarde o temprano y que esta posiblemente sea mi última misión como Guardián del Universo. Inspiro lentamente, dispuesto a dar lo mejor de mí y es entonces cuando siento el roce helado de un espíritu al atravesarme. Me quedo sin aire, mi acompañante gira el candil con un brusco gesto.
“¡Señor! ¿Se encuentra bien?”
El candil cae al suelo y las llamas se expanden tragándose todo a nuestro alrededor. Mi boca se llena de palabras mágicas que lanzan llamaradas contra el espíritu, quien apenas puede resistirse bloqueando las lenguas de fuego con sus cadenas espectrales.
Esbozo una amplia sonrisa mientras le veo reducirse a cenizas, lo único que resta de él son aquellas cadenas que se han vuelto físicas. Cojo una de ellas, sorprendiéndome de lo mucho que pesa, y siento que esta tira de mí con fuerza sobrehumana. Pero gracias a mi brazo mecánico consigo frenar su impulso. Es como si me condujera a algún lugar... Es posible... que me conduzca hasta el invocador.

Destruyo una de las paredes con un gesto, lanzando los ataúdes contra ella. A mi paso camino sobre la carne de los muertos y siento como sus manos se cierran alrededor de mis botas, hace tiempo que los muertos dejaron de recibir el descanso eterno...
Tras de mí escucho el caminar de mi acompañante.
“¿No vamos a apagar las llamas?” me pregunta.
“Poco importa si las apagamos, sabes bien que en unas horas no quedará nadie en esta aldea”
“¿Tú crees?” utiliza de nuevo ese tono inocente, como si no diera crédito a mis palabras. Esa manera de desafiar mi autoridad me molesta sobremanera, y él lo sabe. “Con todo el agua que hay aquí abajo podríamos apagarlas...” Cuando menciona de nuevo ese fluido incoloro me doy cuenta de que está usando algún tipo de mensaje en clave y es por eso que no nos entendemos cuando hablamos pero... ¿con quién está comunicándose entonces?
Pero esa pregunta deja de ser una incógnita para mí en cuanto escucho a la llama del candil, a lo lejos, llamarme.
“Pecaaas” grita, esperando ser socorrida. El eco de su voz chillona se extiende por los túneles secretos en los que me encuentro, pero yo no vuelvo la vista atrás.
“Nunca fuimos amigos tú y yo... No esperes que vaya a salvarte.”

Una vez fuera, todos mis sentidos se enfocan en sortear a los cientos de figuras que me rodean. Son... seres que caminan sobre cuatro patas, de orejas puntiagudas y terrible pelaje de diversos colores. Sus ojos rasgados me siguen sin descanso. Los veo conspirar en las esquinas... algunos forman grupos y maullan a mi paso. Están suplicándome que arroje mi alma a sus pies para alimentarles; pero esos trucos mentales ya no pueden doblegarme.

Decido apresurarme. Ya puedo ver la morada... al final de la larga calle sin empedrar. Está custodiada por un enorme dragón de escamas doradas.
“Con que esas tenemos” musito, mientras entrecierro mis ojos y alzo las cadenas con la estructura de metal que conforma mi brazo derecho, la cual brilla del mismo color que el dragón. Sé que la anciana que calceta en el portal no puede oírme, y mejor así, atacaré mientras aún no me han advertido.
Si no entrego este informe, significará que he fracasado.
“¡Dijiste que no empezarías la parte divertida sin mí!” grita mi acompañante a lo lejos. El dragón entreabre una pupila de un color tan incandescente como el magma que comienza a asomar entre sus encías.
Debí recordar que la fortuna nunca me sonríe...

**

Los ojos rojos del Guardián pasearon sobre la última línea del informe bajo aquella máscara de inexpresividad. Le habría gustado afirmar que aquel rostro carente de expresiones se debía a su frialdad y su alta disciplina, pero lo cierto era que no tenía ni idea de cómo debía de reaccionar ante un informe tan... tan...
El Guardián frunció su ceño ligeramente y una única arruga apareció en él.
–Señor, ¿se encuentra bien? –escuchó la voz preocupada de la tabernera, Vyna, quien le miraba con ojos de cachorrito.
–Perdón... –musitó, dejando los papeles sobre una mesa de la taberna y observando con atención a la gente que le rodeaba. En teoría debían ser ciudadanos de Palanthos que se hubieran topado con Pecas, pero él sabía que había muchos más curiosos que gente útil–. Mi nombre es Cadell y he sido enviado por Balzathar a comprobar... –señaló el informe con un vago gesto– lo que pasó realmente. Antes que nada –miró a la tabernera e inclinó ligeramente la cabeza. Vyna era una joven menuda y atractiva cuyas mejillas lucían rojas como dos pomelos a causa de la cantidad de gente congregada en El Ángel Malvado–, mis más sinceras disculpas por lo acontecido. Creo que la discreción que pedías se fue de las manos de nuestro Guardián...
–N-No importa... –musitó, retorciéndose las manos. Sus ojos parecían al borde del llanto. Seguramente Vyna seguía preguntándose si aquello el traería más clientela o los espantaría a todos–. Por el informe... parece que hizo lo que pudo en ser discreto.
–Demasiado –masculló el Guardián. Si Pecas hubiese sido menos discreto él no estaría allí para esclarecer el asunto–. Veamos... ¿Alguien tuvo contacto prolongado con Pecas? ¿Podría alguien decir si algo de lo que hay escrito en el informe se corresponde con la realidad aunque sea un poco?
La muchedumbre se revolvió ligeramente, algunos afirmaron haberle conocido. Muchos estuvieron de acuerdo en que entró a la taberna y en que sus pupilas estaban muy dilatadas cuando lo hizo. Algún otro añadió que se iba chocando contra figuras invisibles y pidiéndoles disculpas...
Cadell dejó escapar un largo suspiro entre sus colmillos y pidió una copa de Bloody Prince. Aquella bebida, especial para los de su raza, mezclaba el grato sabor de la sangre con la calidez del alcohol; y él lo había pedido bien cargado, por lo que cuando pasó por su garganta apenas contuvo las lagrimillas que le provocó el líquido al descender.
Con un gesto digno asintió varias veces, como dando a entender a sus interlocutores que estaba atendiendo. Sus ojos, por algún motivo, viajaron hacia un jovencito que le miraba con entusiasmo y se revolvía inquieto como si tuviera ganas de ir al baño. Cadell enarcó una ceja mientras le observaba.
–¿Chico, cuál es tu nombre?
Él abrió la boca para responder, pero la que debía ser su madre se adelantó.
–Se llama Chichiri –respondió una demonio con rapidez, como si intentase cortar la conversación, poniendo sus manos en los hombros del joven que esbozaba una mueca de fastidio.
–Pero mis amigos me llaman Leviatán... –musitó con un tono que daba a entender lo mucho que odiaba aquel ridículo nombre.
–Sí, ehm... –Cadell apartó la mirada de la pareja y observó a la muchedumbre que discutía sobre las verdades y mentiras de aquel evento. Alzó la voz para poner orden– A ver. Aquí habla de alguien más, un acompañante, si consiguiéramos descubrir quién le estuvo ayudando eso podría agilizar mucho –La dueña del local se cubrió el rostro con las manos, vergonzosamente. El joven de antes sacó pecho con aquellos ojos deslumbrantes nuevamente. La madre le reprendió en un tono demasiado bajo–. ¿Y bien...?
Algunos de los presentes miraron a Chichiri de reojo, algo que no pasó inadvertido al Guardián. El joven, al sentirse el centro de atención, se desembarazó de su madre desoyendo las súplicas de esta y avanzó unos pasos hacia Cadell.
–¡¡Yo, era yo!! –Alzó la barbilla con orgullo y se cruzó de brazos.
Cadell se inclinó hasta tener el rostro a la altura del joven.
–¿Chichiri...? ¿Eres tú el misterioso acompañante que portaba el Candil?
–¡Oh, sí! Y es Leviatán, si no te importa –rectificó, con cierto retintín.
–Claro... –aceptó, sin hacerle el menor caso–. ¿Estuviste con él durante toda la misión?
–¡Claro que sí, fue súper guay!
–¿Podemos dejar a un lado las subjetividades e indagar en el asunto....?
–¡Chichiri! –reprendió la madre–. ¿Quieres hacer caso al señor Guardián?
Todos los ojos de los presentes se enfocaron en el menor, quien ladeó el rostro como si todo aquello no fuese con él. Pero en realidad, sí iba; y él lo sabía y disfrutaba con ello.
–El Guardián me reclutó antes de entrar en la posada, sin duda mis grandes dotes de héroe le impresionaron y decidió que sería la mejor ayuda para... –abrió mucho los ojos y miró a los presentes para dar énfasis en aquellas palabras. Toda la luz de la estancia se reflejó en sus aniñadas pupilas–, ¡salvar a Vyna del terrible monstruo que vivía en el almacén! –Una exclamación ahogada recorrió la sala a la vez que los presentes se encogían–. Pero para verlo, hacía falta ingerir una gran cantidad de la sustancia primigenia, ¡la bebida primaria!
Cadell y su ceja permanentemente enarcada tuvieron que dar codazos a los curiosos que intentaban acercarse más para escuchar. Odiaba cuando la gente interrumpía su trabajo... Todo aquello podría haber sido infinitamente más fácil si el señor Balthazar no enviase a Guardianes incompetentes a cumplir con las misiones.
–Es decir, el vino –aclaró Vyna, mirando únicamente a Cadell y extendiendo una mano para explicarse–, creo que era un espíritu del vino el que convertía en agua todos mis barriles. Y para ver a esa clase de espectros necesitas ingerir vino. Pero en mi defensa, he de decir que aquel Guardián ya actuaba extraño antes de beber, como si estuviese borracho de antes.
Chichiri frunció el ceño y esbozó un mohín de enfado, viendo la atención dispersada. Asestó un pisotón al suelo que hizo ahogar un grito a Vyna y volver la mirada al resto de los presentes.
–Perdón, perdón... –musitó, mirando al suelo–, creí ver una araña...
–¿Podemos limitarnos a los hechos...? –la voz de Cadell sonó más suplicante de lo que él mismo pretendía y se pasó una mano por la cara, armándose de paciencia.
–Claro, claro –aceptó Chichiri, mirándole con expresión de niño castigado–. Es lo que estamos haciendo... ¿no? ¡El caso es...! que me nombró su ayudante porque yo conocía todos los caminos para ir al sótano. Siempre me cuelo para robar caramelos a Vyna... –aceptó con una disculpa mientras su madre le reprendía desde la multitud–, así que sabía perfectamente cómo llegar –hizo un gesto para restarle importancia al asunto–. Una vez allí abajo Pecas empezó a actuar realmente extraño... Creo que en algún momento.... le oí... ¿hablar con mi antorcha? ¡Encima se empeñaba en que era un candil! Ojalá lo fuera, porque casi me quemo las manos sosteniendo aquella baratija.
–¿Era eso imprescindible...?
–¡El caso es...! –repitió Chichiri mirando a Cadell como si evaluase todas las posibles formas de matarle–, que allí abajo sólo parecían estar los dulces y golosinas. ¡El Ángel Malvado también es famoso por sus perrunillas! –el murmullo del público confirmó aquello–. Pero Pecas musitaba no se qué sobre cadáveres y... ¡Y entonces! empezó a forcejear contra la nada, daba palmadas al aire como si fuese una pelea de niñas... Iba a reírme, porque era gracioso, pero lo que hizo a continuación me dejó sin aliento. Conjuró al mismo fuego, ¡os lo juro! Pronunció algo que no entendí y unas llamas enormes, del mismo color que el sol, ¡se tragaron a un espectro! Pude verlo por un instante antes de que fuese derrotado... Creo que el fuego surgió de mi candil y luego vi a Pecas gritarle a las llamas que se propagaban por el sótano igual que una epidemia –miró con disculpa a Vyna–. Yo no pude hacer nada por apagarlo y al Guardián tampoco pareció importarle.
» ¡Entonces! Cuando parecía que nuestros asuntos allí habían terminado, Pecas se agachó para recoger una ristra de chorizos... en ese momento no lo entendí muy bien. Creo que no entendí demasiado nada de lo qu-... –palideció ligeramente al darse cuenta de lo que estaba diciendo y tosió– Bueno, realmente, era todo parte del plan.
» Tras eso, se dio la vuelta para dirigirse a la salida y –soltó una carcajada ahogada– se dio una hostia flipante –Chichiri debió notar la mirada de su madre entre el público, porque se corrigió en menos de un segundo–. ¡Un golpe tremendo! ¡Un golpe tremendo en el brazo! En el punto de la risa , y luego empezó a decir que su brazo era mecánico, de metal o no se qué... ¡Impresionante! –Sus ojos se abrieron con expectación–. Tras eso salimos del sótano ¡¡¡Había un montón de  gatiiiitos!! –explicó, con tono encantador– creo que estaban hambrientos y querían comer el chorizo que Pecas llevaba atado al cinturón... ¡pero no les dio ni un poquito! –frunció los labios con enfado.
» Al final, llegamos hasta la casa de Ashira, la bruja –por algún motivo, Cadell pudo ver como Vyna enrojecía muchísimo–. Pecas se plantó frente a ella, que estaba en el porche de su casa arreglando unas flores, y lanzó los chorizos a sus pies diciendo “¡aquí tienes las cadenas de tu espíritu del vino!”. Yo... –Chichiri miró a Cadell y luego a Vyna, para pasar de nuevo a Cadell–. No entendí muy bien lo que pasó, Ashira conversó con Pecas, quien sólo decía cosas sin sentido, sobre algún enfado que tuvieron ella y Vyna; no se qué sobre infidelidades, sobre que ella se había enfadado y luego había perdido el control del espíritu... –Chichiri se giró hacia Vyna, dando la espalda al resto de la gente congregada–. ¡Me dijo que te pidiese disculpas y que ya te lo recompensará con una cena...! ¿romántica? ¿románica...? No sé, algo así.
Vyna se tapó la cara con las manos, sintiendo todas las miradas puestas en ella.
Cadell también se pasó las manos por el rostro una vez más, incrédulo, y dejó escapar un suspiro. Al menos el caso estaba cerrado...
Perrunillas: 4.bp.blogspot.com/-107aICXEEc8… ¡son unos dulces de mi pueblo! *-*

Bien, suponiendo que ya habéis terminado de leer. Lo que ocurre en esta misión es que Pecas se metió opio para anular el posible dolor que fuese a sufrir durante la batalla. El encabezado es a lo que se refiere, las flores del opio son las blancas, violetas o fucsias, y hay que rasparlas unos días después de que se caigan los pétalos y con eso es con lo que te drogas. También, una forma de hacerlo, es introduciendo la sabia en las heridas, por eso los cortes.

Y bueno, creo que eso es todo....
pongo el título medio en ingles para que no me pida poner acentos xD

Esta misión esta vinculada al dibujo de :iconmeru-keepalive: que es precioso y por el cual le estoy muy agradecida y que tardó mucho menos que yo en terminarlo x'DD Suffocation

Gracias por leer n___n espero que haya sido divertido.

Como siempre, el gif resumen de la misión! que casi se me olvida
31.media.tumblr.com/63c237feb7…
Comments8
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LordYorch's avatar
No hay nada mejor que una misión borracho acompañado de un leviatán.